El reciente encuentro entre el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente chino Xi Jinping en Brasilia ha marcado la agenda en las relaciones entre Brasil y China, enfocándose en la estrategia frente a los posibles efectos del futuro gobierno de Donald Trump y la creciente influencia de Elon Musk en el ámbito de la tecnología.
Durante su reunión de trabajo, que siguió a la cumbre del G20, ambos líderes firmaron una serie de acuerdos y emitieron declaraciones que reflejan las preocupaciones y la necesidad de fortalecer sus posiciones en el comercio global y en la arena tecnológica.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Uno de los puntos más destacados de la reunión fue la reafirmación del compromiso mutuo de Brasil y China de fortalecer sus lazos comerciales. China sigue siendo el principal socio comercial de Brasil, y este vínculo se ha intensificado con el paso de los años. En 2023, los intercambios comerciales entre ambos países alcanzaron un récord de 157,500 millones de dólares, con un superávit favorable para Brasil de 51,100 millones de dólares.
Este año, el comercio bilateral mantiene un ritmo sólido, con 136.300 millones de dólares registrados entre enero y octubre.
Durante la reunión, se firmaron 37 acuerdos que abarcan diversos sectores, desde comercio hasta cooperación tecnológica. Ambos presidentes expresaron su deseo de ampliar el acceso de los productos brasileños al mercado chino, lo que refuerza la importancia de China como un mercado clave para la economía brasileña. Xi Jinping destacó que la creciente cooperación entre ambos países augura un “futuro dorado para los próximos 50 años”, subrayando la visión a largo plazo de este vínculo.
Además, se discutió el fortalecimiento del Sur Global como una prioridad compartida, con un enfoque particular en la soberanía alimentaria en el mundo en desarrollo. Este aspecto refleja el compromiso de Brasil y China de colaborar en la resolución de desafíos globales, especialmente en áreas clave como la agricultura y el comercio internacional.
A pesar de no hacer menciones explícitas, tanto Lula como Xi dejaron en claro que la vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es una preocupación importante en el contexto del comercio global. Durante su primer mandato, Trump adoptó políticas proteccionistas que impactaron la relación de Estados Unidos con varias potencias, especialmente con China. Este regreso podría significar una nueva ola de proteccionismo, con posibles consecuencias para el comercio global y para la estabilidad de instituciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuya influencia se vio debilitada durante su administración.
Ambos líderes compartieron su deseo de recuperar la influencia de la OMC y restablecer el multilateralismo en un contexto internacional que podría verse desafiado por las políticas de Trump, quien ha mostrado una postura confrontativa hacia los acuerdos comerciales internacionales.
Uno de los aspectos más interesantes de la reunión fue la discusión sobre los avances tecnológicos, particularmente en el campo de la internet satelital. Elon Musk, con su empresa Starlink, ha dominado el mercado de internet satelital en Brasil, con 215,000 líneas activas en el país. Sin embargo, Brasil y China han dado un paso hacia el desafío de esta hegemonía con un acuerdo estratégico que involucra a la empresa china SpaceSail. Esta empresa está desarrollando un sistema de internet con satélites de baja órbita que, aunque aún no está completamente operativo, promete estarlo en los próximos años.
Este acuerdo refleja la intención de Brasil y China de diversificar sus opciones tecnológicas y reducir la dependencia de las grandes corporaciones tecnológicas de Estados Unidos, como es el caso de Musk y su creciente poder tanto económico como político. En este contexto, el desafío a Musk podría tener implicaciones más allá del ámbito comercial, tocando también el terreno geopolítico y estratégico.
Además de los acuerdos comerciales y tecnológicos, Lula y Xi reafirmaron su compromiso con el multilateralismo y la cooperación dentro del marco de BRICS, el foro que agrupa a Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica. En este sentido, ambos países trabajan para consolidar la influencia de BRICS como una plataforma global que aboga por el fortalecimiento del Sur Global y una mayor diversificación del poder económico frente a la hegemonía de las potencias occidentales.
En 2025, Brasil asumirá la presidencia anual de BRICS, lo que le otorga una gran responsabilidad en la coordinación de la agenda del foro. Además, Brasil será el anfitrión de la próxima cumbre de BRICS, evento que reunirá a los líderes de los países miembros y marcará un momento clave para la consolidación de sus estrategias conjuntas. Xi Jinping, como parte de esta agenda, volverá a Brasil en los próximos meses, lo que subraya la importancia de la relación bilateral en el contexto global.
Aunque Brasil sigue siendo reticente a sumarse al ambicioso proyecto de la Nueva Ruta de la Seda de China, se llegó a un acuerdo que permitirá la participación de China en las rutas de integración en Suramérica.
Este proyecto, impulsado por el Gobierno de Lula, busca mejorar la infraestructura regional, conectando diferentes países mediante una extensa red de carreteras y transportes. La colaboración con China en este ámbito puede resultar en una gran inversión en la región, lo que fortalecería aún más los lazos económicos entre Brasil y su socio asiático.
Te puede interesar: China consolida su presencia en América Latina
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.